El grabado de placas es un recurso ampliamente extendido, ya que, dada su versatilidad, puede aplicarse a un sin número de propósitos. Por eso, es uno de los servicios más populares que ofrecen las imprentas.
Desde un trofeo hasta un buzón, pasando por una lápida o la chapa de un perro: todos estos elementos tienen en común el llevar una placa grabada y personalizada. Hoy en día, este trabajo se realiza con un pantógrafo computarizado, que es capaz de grabar sobre plástico, aluminio, latón y metal.
Antiguamente, la calidad del grabado dependía de la maña del grabador, pero el actual sistema, asistido por ordenador, permite la realización de casi cualquier diseño, por complejo que sea, de manera precisa y limpia. El pantógrafo actual funciona con tecnología láser, garantizando un grabado suave, definido y duradero. De esta manera, el proceso de grabado es tan sencillo como puede serlo una impresión, y permite preparar el diseño con programas como Corel Draw, Photoshop, Adobe Illustrator o Pagemaker: en lugar de papel, el pantógrafo graba o corta materiales como la madera, vidrio, cerámica, acrílicos y metales. Todo esto, con una rapidez impensable hace algunos años.
A la hora de realizar un grabado sobre placa, sea cual sea su material, se puede optar por realizar uno mismo el diseño, o aportar el de un diseñador gráfico, o solicitar la asesoría de la imprenta. Habitualmente, las empresas de artes gráficas disponen de completos catálogos de plantillas para distintos usos, que se pueden personalizar o adaptar hasta lograr el resultado que busca el cliente.