Hasta ahora, la impresión tridimensional ha jugado un papel importante en el mundo de la medicina al ofrecer la posibilidad de crear prótesis de forma rápida y segura para implantarlas en el cuerpo humano.
De hecho, gracias a esta tecnología, se está acelerando y, sobre todo, abaratando el costoso proceso de fabricación de determinadas piezas. Incluso, se está empezando a generalizar su uso en especialidades más concretas como la odontología para, por ejemplo, fabricar modelos de escayola, guías quirúrgicas o alineadores transparentes.
Reconstrucción facial
Uno de los casos más sorprendentes hasta ahora ha sido el de un ciudadano británico de 60 años que ha podido ver reconstruido su rostro gracias a una innovadora prótesis, fabricada con silicio y nailon endurecido, que se ha obtenido empleando la tecnología de impresión tridimensional.
El paciente, un enfermo de cáncer que se había sometido a ocho cirugías reconstructivas para corregir la pérdida del lado izquierdo de la cara –la mayor parte de la mandíbula, el hueso de la mejilla e, incluso, el ojo-, podrá, gracias a esta prótesis que se mantiene fija con imanes, comer y beber por la boca en vez de a través de un tubo.
Imprimir cartílagos
Tomando esta realidad como base, las constantes investigaciones que se están realizando en todo el mundo para ampliar las aplicaciones de las impresiones en 3D en el ámbito médico en general están revolucionando incluso la visión de los científicos.
Así, ya existen equipos de trabajo que se plantean la posibilidad, a largo plazo, de poder imprimir órganos como vejigas, riñones o hígados e, incluso, un corazón. Aunque todo apunta a que, antes de poder desarrollar esta tecnología, el primer paso debe ser trabajar sobre tejidos vivos sencillos y que no requieran la creación de nervios o riego sanguíneo.
Por ello, un equipo de médicos de California (EEUU), con el doctor Darryl D'Lima a la cabeza, ya trabajan para poder emplear la tecnología tridimensional en la creación de cartílagos. Desde su punto de vista, el hecho de imprimirlo directamente sobre la articulación del paciente para reemplazar la zona dañada permitirá que los enfermos de artrosis dejen de padecer dolores y, además, se evitará que pasen por el quirófano para implantar cualquier tipo de prótesis.