Hoy en día, la fotografía es mucho más cercana de lo que era hace algún tiempo, cuando tenías que racionar tu carrete para no quedarte si él en el momento más inoportuno. Ahora, con las cámaras digitales, todo el mundo dispara sin parar y, cuando llega a casa, decide cuáles quiere borrar y cuáles quedarse.
De entre todas las que te quedas, siempre hay algunas que quieres imprimir, sobre todo si es un viaje o una ocasión en especial. Para la impresión de grandes cantidades de fotografías es mejor acudir a un centro fotográfico ya que te saldrá más económico, pero si quieres imprimir un par de ellas es mucho más cómodo que lo hagas en casas.
Numerosas empresas especializadas en impresión han sacado a la venta pequeñas impresoras en las que metes la tarjeta, le das a imprimir y ¡listo!, en unos segundos tienes tu foto. Además, puedes también personalizarlas con algún adorno o un recorte. Hay muchos factores que influyen en la calidad final de una imagen cuando vas a imprimirla en casa, como la forma en que capturas la foto (directamente de la cámara o en un escáner), si la retocas en el ordenador y también qué tipo de impresora, papel y tinta utilizas.
Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta es la resolución, cuanto más grande sea en tamaño y más resolución tenga, mejor calidad tanto de la imagen como de sus ampliaciones, así que si vas a enviar por e-mail alguna foto que van a imprimir no la reduzcas mucho ya que perderá mucha calidad.
En cuanto a la impresora en sí, si quieres una específica opta por las que tienen calidad fotográfica con resolución superior a los 2.400 dpi (puntos por pulgada). Para el papel, lo mejor es que sea de la misma marca que la impresora y la tinta, ya que todo está diseñado para ofrecer una gran calidad en su conjunto y aunque tengas tintas o papeles más económicos disponibles, lo mejor es que utilices la misma marca para todo.